Te mostraré el miedo en el lado prohibido del escenarioWalter Rodrigo Giménez
La tierra baldía, la obra, retoma en su puesta en escena muchos de los temas y recursos formales de la escritura de Eliot. La fragmentación de la escritura, la infinita referencia a citas explícitas o implícitas a los grandes temas de la cultura occidental. La referencia a mitos, poetas, obras literarias y pinturas están presentes también en la puesta en escena. Así lo entiende Pablo Ramírez, director de la obra, quien se hace cargo del significativo poema de T. S. Elliot, de su simbología y su historia.
La casa teatro se transformó en una escenografía necesaria: con sus habitaciones, su escalera central, su doble circulación. Se logra construir una espacialidad y una temporalidad cíclica e infinita. El escenario en sí (quizás improvisado, no lo sé, pero, sin dudas minimalista y funcional para la obra) muestra una perturbadora escalera y por ella los actores transitan, entrando y saliendo de foco, aunque sobretodo saliendo. Salir implica ir, y, por la configuración espacial y temática, todo lo que no se ve es el verdadero protagonista de la obra.
Los cuatro personajes denotan tensión, aburrimiento, desesperación, impotencia y humanismo, en el sentido más antropofágico de la palabra. Cada uno carga un rol de contexto, alternando entre sí el lugar del narrador, pero con una queja implícita, creadora a su antojo de una belleza que grita, corre y piensa la muerte, como un niño con cáncer piensa la muerte. ¿Cuántas veces podemos morir sin morirnos? ¿Quién puede enseñar a suicidarse? Así debe haber empezado a relatarse el hombre. Qué sino de la analogía de quien se corta dos dedos para dejarlos en el interior de su mujer, para estar juntos a donde sea que vayan, y nunca, pero nunca, cortar el rastro de sangre.
Una obra parricida que puede seguir la propuesta de Elliot, cómo no. Quizás este tipo de obra puede pecar por pedante, insuficiente o por cierto mal gusto. No es el caso.
La tierra baldía
Se presenta los viernes a las 21.15hs en el teatro Silencio de negras, (Luis Saenz Peña 663).
Ojo: la capacidad de esta sala de teatro independiente es bastante reducida, más aún si se trata de La tierra baldía.
